Una (muy) breve historia de la vida en la Tierra

Al principio, la Tierra era un lugar inhóspitamente extraño, en constante flujo químico, cubierto de mares agitados, creando su paisaje a través de incesantes erupciones volcánicas. En medio de todo este tumulto y desastre, comenzó la vida. Los primeros seres vivos no eran más que membranas extendidas a través de huecos microscópicos en las rocas, donde chorros de agua hirviendo y rica en minerales brotaban de las grietas del fondo del océano. Aunque estas membranas tenían fugas, el entorno dentro de ellas se volvió diferente de la furiosa vorágine que se extendía más allá. Estos refugios de orden refinaron lentamente la generación de energía, usándola para formar burbujas de membrana que eran en su mayoría copias fieles de sus padres: una espuma de células de pompas de jabón que se erigen como pequeños puños cerrados, desafiantes contra el mundo sin vida. La vida en este planeta ha continuado de la misma manera durante milenios, adaptándose literalmente a todos los contratiempos imaginables que los organismos vivos podrían encontrar y prosperar, desde estos comienzos más humildes hasta la emocionante e inverosímil historia de nosotros mismos. En Una (muy) breve historia de la vida en la Tierra, Henry Gee recorre los últimos 4.600 millones de años con un entusiasmo contagioso y un rigor intelectual. Basándose en los conocimientos científicos más recientes y escribiendo con un estilo claro y accesible, cuenta una historia esclarecedora de supervivencia y persistencia que ilumina el delicado equilibrio dentro del cual la vida siempre ha existido.