La Navidad es la fiesta más importante del año. Después de los días correspondientes que exaltan el orgullo nacional de cada país, como el Día de la Independencia en Estados Unidos, el Día de la Victoria en Rusia o el Día de la Bastilla en Francia, en buena parte del mundo, incluidos muchos países no cristianos, es el 25 de diciembre el que articula la vida, el trabajo y la economía. Desde tiempos antiguos, el comienzo del invierno ha sido la ocasión para que la mayoría de la gente coma, beba, baile y se reúna para compartir juntos y tomar un descanso. En especial a partir del siglo XX, los días adyacentes al feriado se han convertido en una ocasión para hacer grandes ventas. La temporada de invierno es el estímulo más sólido para la economía -más que cualquier paquete fiscal- ya que los ingresos de las familias, los gastos, el crédito y el consumo en todos los sectores productivos aumentan significativamente. Tan solo en los Estados Unidos, se estima que las ventas navideñas generan tres trillones de dólares. Una de las figuras más importantes y constantemente evocadas en la temporada navideña es San Nicolás, a pesar de que la mayoría de la gente sabe poco sobre él. En el siglo XXI, San Nicolás (o como se le conoce a veces, el "viejo y alegre San Nicolás") ha sido reducido a la imagen de un abuelito adorablemente gordinflón, una visual a menudo acompañada de una flota de renos mágicos y un bullicioso taller atendido por duendecillos (también llamados elfos) infinitamente alegres. La mayoría asume, comprensiblemente, que San Nicolás fue la fuente de inspiración de la que bebieron durante siglos los tejedores de los mitos de Santa Claus. Si bien esto es correcto hasta cierto punto, es importante recordar que los paralelos entre San Nicolás y el Santa Claus actual, comercializado por los medios de comunicación, son de hecho bastante limitados.Santa Claus es un hombre con muchos apodos, que han sido adoptados alrededor del mundo dependiendo de los diversos idiomas: Père Noël en Francia, derivado del "Padre Navidad" original; Papá Noel para los pueblos de habla hispana; Papai Noel en Portugal y Brasil; y Kris Kringle como una adaptación mal pronunciada del personaje originario alemán, Christkindl, entre otros. Es quizá el personaje más icónico e internacionalmente reconocido en la historia reciente. Los entusiastas de la cultura pop saben rastrear las raíces de Santa Claus hasta San Nicolás de Mira (como lo insinúa otro nombre alternativo en inglés, "Saint Nick" ["San Nico"]), y es ampliamente aceptado que la Coca-Cola fabricó la imagen contemporánea de Santa Claus que el mundo acepta y ama hoy en día. Ambos casos son solo parcialmente correctos, pues en la realidad, "Santa" es una colorida amalgama de diferentes figuras que aparecen en las historias folklóricas de diversos países a lo largo de muchos siglos. En ambas reconstrucciones, que capturaron a Nicolás aproximadamente en la época de su muerte, su piel es de tono aceitunado. Parece que sí lucía una barba completa, pero era enmarañada, descuidada y plateada. Se estaba quedando calvo y tenía rasgos benignos, pero olvidables, con orejas un poco sobresalientes, ojos marrones almendrados, y mejillas pequeñas y hundidas. Y mientras que Santa es, para la mayoría de los niños, engañosamente enorme tanto en altura como en circunferencia, más aún cuando se le ve junto a sus pequeños duendes, Nicolás medía aproximadamente 1.70 m. También están los científicos que insisten en que era más bajo, y que su altura estaba considerablemente por debajo del promedio, con apenas 1.50 m. Como todo esto indica, los detalles de la vida de Nicolás han sido alterados, luego borrados y reemplazados con verdades suavizadas y tradiciones completamente inventadas. Como resultado, esta figura celebrada internacionalmente se ha convertido en más ficción que realidad.