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Lo que yo se de la guerra: Miopía geopolítica y defena nacionale en Colombia durante guerra con el Peru (1932)
Lo que yo se de la guerra: Miopía geopolítica y defena nacionale en Colombia durante guerra con el Peru (1932)

Lo que yo se de la guerra: Miopía geopolítica y defena nacionale en Colombia durante guerra con el Peru (1932)

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El 1 de septiembre de 1932 como parte de una varienta expansión geopolítica dirigdia desde Lima por el presidente Luis María Sanchez Cerro, un grupo de militares y civiles peruanos, depuso a las autoridades legítimas de la ciudad de Letica en Colombia y aseguró que su país era propietario del trapecio amazónico, en la frontera binacional. La agresiva incursión peruana generó un conflicto armado en el que las tropas colombianas desalojaron a las fuerzas invasoras y en 1934, los dos países firmaron un pacto de paz en Río de janeiro. En esta obra, Carlos Arango Vélez, quien ocupó el cargo de ministro de guerra hasta unos pocos meses antes del ataque peruano, desnuda para la historia del país la cruda realidad de la miopía geopolítica de los dirigentes políticos de la época, quienes recientemente habían cometido el grave error de retirar las tropas de la guarnición de Leticia, pese a que 20 años en 1911, las fuerzas peruanas habían atacado a Colombia y ocasionado otro conflicto internacional. Este documento pone de relieve la ignoranacia estratégica manifiesta de los dirigentes políticos colombianos de todas las épocas, quienes por un absurdo anti-militarismo cultivado por los santanderistas enemigos de Bolivar, siempre han dejado al garete las políticas de defensa nacional, han carecido en grado sumo de concepción geopolítica y nunca han comprendido la potencialidad y riqueza de nuestras fronteras y territorios selváticos. Las lapidarias frases finales del autor de la obra, sintetizan tal realidad: Pero ya he dicho cómo yo siento que Colombia tiene puesta su esperanza de redención en el Ejército que la guarda. Y cómo esa esperanza tiene fundamento. Gratitud al Ejército. El gobierno no la merece.
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