Fragmentario absoluto

Muchas veces los libros póstumos nos llenan de preguntas. La principal: ¿por qué el autor decidió mantenerlo inédito? Inquietud que con justa razón puede acompañarnos en este caso, pues (a excepción de su último texto, escrito en los últimos días) fue terminado en 2011 y entregado como especial obsequio, en nombre de la "amistad tan hermosa que hemos creado", a Aurelio García. Sael Ibáñez se inició muy joven en la narrativa, género que nunca abandonó del todo, pero la escritura poética ocupó gran espacio en su vida, tal como la literatura toda le dio el único sentido de existir. "Un ser entregado al sentir, un ser en el que la palabra, el verbo, son parte indivisible de la vida. Un vivir colmado de sorpresas al que todo causa asombro, ese ha sido el testimonio de un hombre entregado a la belleza, al canto y a la celebración", anota certeramente Luis Alejandro Contreras en la presentación de estos 45 poemas que, sin duda alguna, y a pesar de lo lejano que estaba el final en el momento de su escritura, constituyen el legado de un poeta que solo supo vivir artísticamente y ya presiente su tiempo culminado.