El placer y el sereno

«Porque, decía a mi cuaderno, si puedo morir en esta ciudad también es posible que la esté salvando gracias a que en ella fulgura la intención de adivinarla y yo no estoy sentado en este fondo sino en la adivinación, en una planicie con garzas que sueñan mi viejo sueño que ya fue soñado por Polibio. Pocos en el café. Los espejos nos convierten en muchos. En una multitud silenciosa que se da cuenta y se representa. En los espejos y pálidamente en mi cuaderno». (La Habana, 1972) estudió periodismo en la Universidad de La Habana y desde 1995 reside en Madrid. Narrador, poeta y ensayista, ha publicado (2009). recorre, en registro distinto pero afín al de aquellos relatos, un territorio literario cuyos límites imprecisos deben tanto a Labrador Ruiz como a ciertas zonas de Piñera.