Este libro mezcla impresiones de la vida vienesa y europea anterior a la I Guerra Mundial con recuerdos personales de Zweig y detalladas anécdotas. Relata los últimos días de Austria-Hungría bajo el emperador Francisco José I de Austria, incluyendo el sistema educativo y la moral sexual de la época, el mismo ambiente que sirvió de telón de fondo para el surgimiento del psicoanálisis. Zweig describe también la estabilidad de la sociedad vienesa después de que grandes reformas en el sistema de bienestar asegurasen las pensiones y la cobertura sanitaria a la mayor parte de los ciudadanos. Señala sin reparos los defectos de esa sociedad desaparecida (la pobreza de grandes sectores de la población, la permanente minoría de edad de las mujeres, la hipocresía sexual). Según Zweig, las antiguas sociedades europeas, en las que la religión (el cristianismo) tuvo un papel central, condenaban los impulsos sexuales como si fueran obra del demonio. A finales del siglo XIX se había abandonado al demonio como explicación de la sexualidad; de ahí que careciera de un lenguaje capaz de describir y condenar los impulsos sexuales. La sexualidad quedaba así sin mencionar y era lo inmencionable, aunque siguió existiendo en un mundo paralelo que no se podía describir, principalmente la prostitución.
This book mixes impressions of Viennese and European life before the World War I with Zweig's personal recollections and detailed anecdotes. It chronicles the final days of Austria-Hungary under Emperor Franz Joseph I of Austria, including the educational system and sexual morals of the time, the same environment that served as the backdrop for the rise of psychoanalysis. Zweig also describes the stability of Viennese society after major reforms in the welfare system ensured pensions and health coverage for most citizens. He unashamedly points out the defects of that disappeared society (the poverty of large sectors of the population, the permanent minority of women, sexual hypocrisy). According to Zweig, ancient European societies, in which religion (Christianity) played a central role, condemned sexual impulses as if they were the work of the devil. At the end of the 19th century, the devil had been abandoned as an explanation of sexuality; hence it lacked a language capable of describing and condemning sexual impulses. Sexuality thus remained unmentioned and was the unmentionable, although it continued to exist in a parallel world that could not be described, mainly prostitution. The fashion of the time would contribute to this particular oppression by denying the existence of the female body and constraining it through corsets.