Muchas historias empiezan con una profecía: un elegido y la inevitable misión de acabar con un villano, salvar el reino y cumplir con un destino grandioso. Pero esta no es una historia de ese tipo. También empieza con una profecía: un niño se alzará y vencerá al Eterno Khan, un rey-dios inmortal, y salvará así el reino. Y esa profecía señala a un héroe, Jian, criado entre lujos y esplendores desde que nació, celebrado antes de haber ganado una sola batalla. Pero ahí es donde la historia da su primer giro: la profecía estaba equivocada. Lo que sigue a continuación es una historia más asombrosa de lo que cualquier profecía puede predecir, llena de héroes inesperados. Está la anciana Taishi, la mejor maestra de artes marciales mágicas del reino, que pensaba que sus días de aventuras ya habían acabado; Sali, una guerrera tradicional que comprende que las reglas no sirven si su líder ya no está; y Qisami, un asesino caótico que encuentra demasiado placer en matar. Y el propio Jian, que debe encontrar la manera de convertirse en algo que no cree poder ser: un héroe, al fin y al cabo.
So many stories begin the same way: With a prophecy. A chosen one. And the inevitable quest to slay a villain, save the kingdom, and fulfill a grand destiny. But this is not that kind of story. It does begin with a prophecy: A child will rise to defeat the Eternal Khan, a cruel immortal god-king, and save the kingdom. And that prophecy did anoint a hero, Jian, raised since birth in luxury and splendor, and celebrated before he has won a single battle. But that’s when the story hits its first twist: The prophecy is wrong. What follows is a story more wondrous than any prophecy could foresee, and with many unexpected heroes: Taishi, an older woman who is the greatest grandmaster of magical martial arts in the kingdom but who thought her adventuring days were all behind her; Sali, a straitlaced warrior who learns the rules may no longer apply when the leader to whom she pledged her life is gone; and Qisami, a chaotic assassin who takes a little too much pleasure in the kill. And Jian himself, who has to find a way to become what he no longer believes he can be—a hero after all.